Leonardo da Vinci y el sonido

 Post 405 – 15 de Octubre de 2013 - Categoría: Curiosidades acústicas.

Leonardo da Vinci fue un hombre excepcional. Dominó las artes renacentistas como pocas personas lo han hecho. Y la música fue su puerta para investigar en el complejo mundo de los sonidos.

Leonardo da Vinci tenía la gran capacidad de relacionar cosas que aparentemente eran diferentes. Sabía extraer conclusiones comparando diferentes situaciones. Esa es una de las condiciones de la creatividad, y hoy en día se le reconoce como uno de los hombres más creativos jamás existidos.

 

No publicó sus trabajos, esto hecho es muy relevante ya que, para muchos historiadores, hoy estaríamos 50 años más avanzados en medicina y 100 años en ingeniería. Y posiblemente la acústica y el estudio del sonido también hubieran tomado otro camino.

Empezó sus estudios observando el agua. Supo intuir los similares fenómenos que existen entre tirar una piedra en el agua que provoca ondas y con la propagación de las ondas de sonido en el aire. El agua y el aire son medios diferentes, pero actúan de la misma manera. Las ondas en el agua las vemos en la parte superior, pero su crecimiento es esférico. Esto ocurre exactamente igual en el aire, donde la transmisión del sonido se realiza en forma esférica.

 

Observo que las ondas en el agua tienen siempre la misma velocidad. Pese a tirar piedras con mayor peso o materiales distintos, las ondas avanzan a la misma velocidad.

Otro fenómeno que observó en el agua, era la facilidad de transmisión de las ondas. En uno de sus textos nos dice: "Si detiene su barco y coloca la punta de un tubo de gran longitud en el agua y el otro extremo lo acerca a su oído, podrá escuchar barcos que se encuentren a gran distancia". Seguramente se preguntó porque en el aire el sonido se desvanece y en cambió en los sólidos y los líquidos permanece mayor tiempo. Y eso debió influir en la realización de los diferentes instrumentos que diseñó.

En el duomo de la catedral de Florencia experimento la galería de susurros. Un sonido de baja intensidad, un susurro, puede escucharse a una gran distancia gracias a la forma de la bóveda, que ayuda a conducir el sonido.

En los campaniles pudo observar como el golpe de una campana hace que el resto tengan un temblor débil, según sus propias palabras. Se anticipó un siglo al descubrimiento de la resonancia por simpatia por parte de Galileo. Leonardo también lo observó en los laúdes. Cuando se toca una cuerda de un laúd, hace que las cuerdas de otros laúdes que están en reposo, también experimentan una cierta vibración.

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Realizó pequeños estudios sobre los sonidos en la naturaleza, como el sonido del agua, el viento y todo tipo de ruidos.

En un viaje que hizo a Rimini, tras ver la Fuente de la Piña, escribe: “Con la caída del agua de una fuente formarás una armonía como la de un instrumento con muchas concordancias y voces”. Leonardo quería construir un jardín paradisíaco con una noria gigante a modo de órgano, de la que al girar saldría “una música constante, mezclada con el perfume de los limoneros.”

Sobre el sonido trabajó sobre referencias diversas: el choque de los cuerpos, el eco, la distancia del sonido entre el oído y su fuente, la propagación de las ondas sonoras, o la perspectiva del sonido, concepto deudor de lo aprendido con Luca Pacioli.

En el curso de las investigaciones anatómicas analizó la voz y sus “utensilios”, en este caso la laringe, boca, manos, cara, lengua... y descubre que son esenciales para entender el cuerpo como un instrumento musical. Así por ejemplo relaciona la laringe y la tráquea con una doble flauta. Winternitz corrobora la relación entre la abertura superior de la laringe y la del flautín o fístula.

Entre los dibujos de Leonardo da Vinci se encuentran algunos que muestran cómo diferentes necesidades acústicas llevan a diferentes formas de construir. Desconocemos si llegó a comprender completamente el comportamiento del sonido en un recinto cerrado. Seguramente comprendía como las ondas sonoras se desplazaban por el interior de las iglesias o palacios. Pero no debía relacionarlo con la reverberación o la inteligibilidad, características que todavía no eran valoradas en su tiempo.

 

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