Nuestro cerebro reproduce internamente acciones al oír el sonido asociado

Post 183 - 21 de Diciembre de 2008 - Categoría: Psicoacústica y cerebro.

 

Este es el primero de una serie de artículos más próximos a la neurociencia que a la acústica, pero que nos pueden servir para entender un poco mejor como escuchamos y que reacciones tenemos. Ya que en nuestro cerebro existen partes donde el sonido y el movimiento están conectadas y se activan de manera instintiva, aunque la acción no se llegue a completar por nuestra voluntad consciente.

 

Quien haya leído la novela de Anthony Burgess “La naranja mecánica“, o haya visto la película homónima de Stanley Kubrick, recordará como Alex, el protagonista, es sometido a una terapia de aversión a la violencia denominada el método Ludovico. Dicha terapia consiste en la administración de ciertos fármacos que le provocan náuseas, a la par que le obligan a ver escenas violentas. El resultado es una asociación mental profunda entre el objeto de estas escenas y la sensación de náuseas, lo que le inhibe de todo comportamiento violento. Como efecto secundario de esta terapia, Alex desarrolla también aversión a su amada Sinfonía Nº 9 de Beethoven, dado que era el sonido asociado a las escenas durante el tratamiento.

 

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Lo que la anterior premisa refleja es una visión mecanicista del comportamiento humano, similar al caracterizado por el fisiólogo ruso Iván Pávlov. Es fácil encontrar este patrón de comportamiento en diferentes animales, y de hecho las técnicas de adiestramiento de los mismos se basan en muchos casos en esta idea de asociar estímulo sensorial con acción. Los ejemplos abarcan incluso a parientes cercanos nuestros como los chimpancés, pero no se tenía constancia científica clara de hasta qué punto podría ser también el caso en humanos, en particular en lo relativo a estímulos sonoros. Dicha constancia está ahora disponible en un trabajo realizado por Amir Lahav, de la Harvard Medical School, y colaboradores de la Boston University y de los Laboratorios Haskins. Este trabajo se ha sido publicado en el Journal of Neuroscience y se titula:

 

• Action Representation of Sound: Audiomotor Recognition Network While Listening to Newly Acquired Actions


Era conocido que cuando observamos a alguien realizar una acción, nuestro cerebro despliega una actividad similar a la que tendría de ser nosotros los que realizáramos dicha acción. En este trabajo se ha buscado explorar el grado de asociación sonora. Para ello se ha tomado a un grupo de personas sin conocimientos de música, y se las ha entrenado para tocar al piano una breve composición de unos 20 segundos. Posteriormente, se realizaron resonancias magnéticas funcionales de los individuos mientras escuchaban la pieza para la que habían sido entrenados, una pieza diferente pero con las mismas notas, y una pieza totalmente desconocida.

 

Los resultados indican que al escuchar la composición conocida, no sólo se activan las zonas del cerebro responsables de la audición, sino también zonas relacionadas con el comportamiento motor (no las primarias, ya que a los participantes en el experimento se les había dicho explícitamente que no movieran los dedos como si tocaran mientras escuchaban la música). La diferencia era muy acusada en el caso de la composición desconocida, y menos en el caso de la composición similar.


Los resultados anteriores muestran la existencia de redes de sonido-acción que pueden activarse de manera instintiva, aunque la acción no se llegue a completar por nuestra voluntad consciente. Es fácil ver la utilidad que este tipo de mecanismos puede tener en términos evolutivos (por ejemplo, correr al escuchar el rugido de una fiera), pero es más interesante su posible utilidad en la adquisición del habla, ya que puede constituir una especie de bucle de realimentación motor durante la percepción del lenguaje hablado.

 

 

Eco de:

La singuralidad desnuda

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