La cisterna subterránea de Estambul
Post 219 - 26 de Septiembre de 2009 - Categoría: Acústica arquitectónica.
Yerebatan es uno de los espacios acústicos más interesantes que se pueden visitar en Turquía. Un espacio muy reverberante y difuso. Para este post he utilizado partes de un post del blog El mar de los Sargazos con anotaciones mías.
En la época en que fue construida (Siglo VI) en lo que hoy es Estambul vivían unas 50.000 personas (hoy son más de 10 millones), y el gran temor de sus gobernantes era sufrir un asedio sin grandes reservas de agua. Para ello construyeron cisternas que tenían una capacidad total de 1.000.000 de metros cúbicos (las cubiertas sumaban 200.000 y las abiertas el resto). No obstante, la Cisterna de la Basílica estaba pensada para abastecer al Palacio que había unos pocos metros al sureste de Santa Sofía, y del que a día de hoy no quedan más que unas pocas ruinas.
Debe su nombre a una basílica que había justo encima de la cisterna y de la que hoy no queda nada. El agua de la cisterna provenía de los acueductos de Valente, y del de Adriano; a su vez estos acueductos recibían el agua de los Bosques de Belgrado, a unos 20 km. de la ciudad.
Lo primero que te impresiona es el contraste entre el bullicio del exterior y la calma del interior de la cisterna. Las 336 columnas (28 filas de 12, o 12 filas de 28), de unos 10 metros de alto, están dispuestas en líneas paralelas y perpendiculares. La cisterna, que es la más grande de todo Estambul (donde todavía hay 60 cisternas y en su día hubo más de 100), tiene casi una hectárea de superficie, y una capacidad para un poco menos de 100.000 metros cúbicos.
El espacio tiene mucho volumen y todos los materiales que hay no son porosos y son altamente reflectantes: la piedra, la argamasa, el agua y los ladrillos. Además, el conjunto de columnas hace que las ondas sonoras se vayan rompiendo, cancelando algunas frecuencias y reforzando otras. Se producen sonidos que pierden la direccionalidad, no sabes donde se han creado; sonidos que percibes que llegan de una zona lejana y escuchas claramente la infinidad de reflexiones en forma de eco; y sonidos que llegan muy modificados debido a las reflexiones con el agua. Todo ello hace que el espacio tenga una sonoridad especial, única. Y no es de extrañar que exista un pequeño escenario para interpretar música.
La mayoría de las columnas son corintias bizantinas, aunque hay algunas dóricas. Los muros están recubiertos de una argamasa de unos 5 cm. de espesor, mientras que la bóveda es de ladrillo, realizada sin molde. Durante la restauración que se llevó a cabo en la década de 1980 y que concluyó en 1987 se descubrió que en la base de dos columnas había dos cabezas de Medusa (el monstruo mitológico). Una de ellas está cabeza abajo, y la otra está de lado, como se puede ver en las dos fotos siguientes. Hay hipótesis para todos los gustos. Pero una de las más creíbles es que fueron desplazadas de un templo dedicado a Medusa en Éfeso, junto a muchas columnas, para construir la cisterna.
La música
El sonido interior