El sonido de una aurora boreal

Post 91 - 14 de Enero de 2008 - Categoría: Acústica ambiental y ruido.

 

El sonido que producen las auroras boreales es un sonido insólito y se parece a varios sonidos conocidos; al crepitar de la electricidad estática, al caminar por encima de las hojas y la hierba seca, al estrujar un celofán, son extraños crujidos que acompañan a las luces de colores. Para el folklore esquimal es el sonido de los espíritus de los muertos, jugando a algún juego o intentando de comunicarse con nosotros.

Una aurora boreal se produce cuando el viento solar trae masa solar y choca con los polos norte y sur de la magnetosfera terrestre, produciendo una luz difusa pero predominante proyectada en la ionosfera terrestre. El campo magnético que nos rodea las dirige hacia los polos terrestres. Los protones y electrones de ese viento solar, que viajan a casi 1000 kilómetros por segundo y cubre la distancia Sol-Tierra en dos o tres días, chocan con los átomos de oxígeno y nitrógeno de la atmósfera. Un proceso análogo al que ocurre en los tubos de neón.

 

Esto ocurre a 70 kilómetros de la Tierra y los sonidos no pueden ser oídos a tanta distancia. Incluso si el aire polar fuese lo bastante denso como para apoyar las ondas sonoras, ellas se dispersarían y perderían su energía mucho antes de alcanzar la Tierra. Por lo tanto, el sonido se produce cerca de nosotros.

 

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Los sonidos no son idénticos y no parece haber ninguna regularidad en sus acontecimientos. Además un observador de una aurora puede oír unos sonidos nítidamente, mientras que otro observador de la misma aurora no los puede escuchar.

Esta inconsistencia hace difícil de determinar la causa subyacente de estos sonidos. Como con cualquier fenómeno débil que es difícil de observar y estudiar, existen muchas teorías que las intentan explicar. De todas las hipótesis la más probable puede ser la que explica los sonidos a través de la transducción electrofónica.

Ciertas ondas de radio, de frecuencia muy bajas, tienen la misma frecuencia que las ondas sonoras. Los oídos humanos no pueden escuchar directamente las señales de radio. Pero en pruebas de laboratorio se ha descubierto que los transductores adecuados son sorprendentemente comunes. Materiales simples tales como láminas de aluminio, alambres delgados, hojas de pino o incluso el pelo seco pueden interceptar y activarse con un campo de ondas VLF (Very Low Frequency) que quiere decir de muy baja frecuencia, desde pocos Herzios y hasta los 30 Hz. Estos materiales sirven como antenas para estas ondas de radio y cuando reciben la señal, vibran y transforman la energía de radio directamente en sonido. Esto explica porqué dos personas diferentes pueden escuchar las auroras de diferente manera, pese a estar juntas contemplándolas. Sus cabellos y sus vestidos son diferentes e interactúan de diferente manera con las ondas VLF.

Las ondas de radio VLF han sido descubiertas en las auroras y también en meteoritos. Vale la pena notar que los sonidos asociados con las auroras también han sido oídos en los meteoritos. En el caso de éstos, las ondas se producen por sus estelas.

 

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Pese a esta explicación la causa real del sonido todavía es desconocida. No hay ninguna explicación definitiva sobre si los sonidos de la aurora son producidos por las ondas de radio de frecuencia muy bajas, por el estímulo electromagnético de nuestro entorno o por imaginaciones de las personas que las escuchan.

 

 

Vídeo con sonido de una aurora, duración 7:44. 

 

 

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Y como colofón una anécdota. De hecho fue Galileo Galilei quien las bautizó en 1619 como Aurora Borealis, tomando prestado el nombre de la diosa griega del amanecer, Aurora, y el de su hijo Bóreas, el viento del Norte, para definir un prodigio que asustó a nuestros antepasados y que fascinó a los primeros navegantes europeos que empezaron a surcar el Ártico allá por el siglo XVI.

 

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Aurora Austral vista desde el espacio por el Satélite IMAGE.

  

Eco de:
Damn Interesting 

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